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DOBLE MORAL HOLANDESA SOBRE LIBERTAD DE EXPRESIÓN


Historiadora señala doble moral en Holanda: Van Gogh podía insultar a los musulmanes, pero estos no pueden hablar, por ejemplo, decir lo que piensan sobre Israel ni sobre la homosexualidad.
La Haya, Holanda. Holanda maneja una doble moral cuando se trata de la libertad de expresión. Theo van Gogh era considerado como un hombre valiente porque se atrevía a insultar al islam, pero para los musulmanes se aplican otros reglas más estrictas sobre lo que pueden o no decir sobre el Occidente, Israel o la homosexualidad.
Así lo dijo la historiadora estadounidense Markha Valente el viernes. Valente realiza en la Universidad Libre de Ámsterdam una investigación comparativa sobre el debate acerca del islam en Holanda y en Estados Unidos. Según ella, Holanda debe elegir entre una libertad de expresión absoluta válida para todo el mundo o ponerle límites igualmente válidos para todos.
Valente participó en un debate en La Haya sobre la disertación ‘El legado de Fortuyn', con la que obtuvo su doctorado el periodista del diario Volkskrant, Hans Wansink. Según Wansink, Fortuyn logró imponerse en la política holandesa con un programa populista. Según él, Fortuyn logró un "renacimiento de la vida democrática" después del período ‘lila' [la coalición de gobierno liberal-socialista] sin luchas políticas.
El punto de partida de Fortuyn, como el de Van Gogh, era que había una "lucha de civilizaciones". Ambos estaban convencidos de que el islam y la democracia no eran compatibles, según Wansink. Con sus insultos de los musulmanes, Van Gogh realmente no podía participar en un debate sobre el islam. "Insultar no es lo mismo que discutir en un debate". Le llama la atención que muchos holandeses vean un peligro en lo que dicen algunos musulmanes sobre por ejemplo los homosexuales, pero no se preocupan por las consecuencias de los insultos como los de Van Gogh.
B.J. Spruyt, director de la conservadora Fundación Edmund Burke dijo que se podía imaginar que los musulmanes se sintieran insultados por Van Gogh. Una de las reglas no escritas de la sociedad democrática holandesa es, según él, que en los debates debes tratar a los interlocutores con respeto, por grande que sea la diferencia de opinión. Esa regla no escrita corre el peligro de ser olvidada, advirtió.
Spruyt piensa que la conclusión de Wansink de que la política holandesa se ha unificado con el legado de Fortuyn es prematura. "El sistema político tiene todavía grandes problemas con la representación de la población y con la lucha contra el extremismo musulmán", según el filósofo conservador.

5 de noviembre de 2004
©volkskrant
©traducción mQh

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